SYBILLA: LA RESURRECCIÓN DE UNA GENIO

Por Víctor Aparicio, Editor de Moda de Fantú magazine

En el frenético orbe de la moda contemporánea, donde las tendencias van y vienen a la velocidad de un parpadeo, pocas figuras han dejado una marca tan indeleble y, al mismo tiempo, han mantenido un aura de misterio como Sybilla. Esta diseñadora española, célebre por sus creaciones de una sofisticación y técnica sin par, merece ser redescubierta y celebrada. En este texto, rendimos homenaje a su singular trayectoria, exploramos su obra más icónica y hablamos de su desilusión con la industria de la moda.

En 1963, Martin Luther King proclamó su famosa frase “I have a dream’’ y en mi imaginario resuena la idea que, quizás, solo quizás, en ese sueño se vislumbró el nombre de una joven que cambiaría la industria de la moda para siempre: Sybilla Sorondo.

Nacida en New York en 1963, fruto de la unión de madre polaca y padre argentino, mostró un talento precoz para la moda. Al cumplir siete años se trasladó a Madrid, y aunque nunca estudió moda, su pasión por el diseño la llevó a París con tan solo 17 años, donde tuvo el privilegio de trabajar como aprendiz en el taller de alta costura de Yves Saint Laurent. Este periodo fue crucial, brindándole una formación rigurosa en las técnicas de la alta costura parisina, pero ella resalta con cariño que sus verdaderas maestras, fueron las modistas que estaban con ella en su primer taller en Madrid, que abrió con 19 años.

En 1981 logró su primer gran éxito con un desfile en el pabellón de Jacobo Siruela. Este evento, aunque semiprivado, dejó boquiabierto a su selecto público con 40 modelos que desafiaban las convenciones de la época. Este triunfo inicial le ganó una clientela fiel que encargaba piezas a medida en su taller doméstico, dirigido por la talentosa modelista Carmen Andrés. A pesar del éxito, Sybilla dijo en 1984: “No quiero vender a tiendas, quiero hacer piezas únicas, transformables, baratas y personalizadas.”

Y así es Sybilla, una diseñadora que en un momento en que la moda tendía hacia el exceso y la sostenibilidad no era una gran preocupación como lo es ahora, Sorondo ya defendía el uso de materiales naturales y técnicas de producción responsables. Su compromiso con el medio ambiente y la moda ética la sitúa como una pionera en este ámbito, convirtiéndose en su época en una protectora precoz de la madre naturaleza.

 El ascenso de Sybilla fue meteórico. Su debut en 1983 reveló una serie de piezas que capturaron la atención por su innovación y enfoque en la silueta. Su maestría en el patronaje, con drapeados y cortes sesgados, mostró una comprensión profunda de la arquitectura del cuerpo humano. Sorondo manipulaba la tela con una habilidad casi escultórica, creando formas fluidas y estructuradas que la diferenciaban de sus contemporáneos.

Desde que Christian Dior presentó su icónico New Look y Givenchy vistió a Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes, el vestido negro ha cimentado su lugar como un clásico eterno en el guardarropa de todo amante de la moda.

Inspirada en estos precedentes históricos, Sybilla diseñó un vestido que exuda sensualidad y sofisticación: El vestido España, confeccionado en crespón de seda negro, este vestido esculpe y realza la figura de cualquier persona que lo lleve. Su escote redondeado tanto en el frente como en la espalda, sin mangas y sostenido por finos tirantes, aporta un toque de elegancia refinada. La caída impecable del vestido, reforzada por un forro de la misma tela, culmina en una pequeña cola que añade aún más distinción.

 La línea del vestido, alineada con el minimalismo de mediados de los 90, se destaca por su sobriedad y pureza. La originalidad de su diseño radica en el torso, donde Sybilla ha creado un collage de formas redondeadas y recortadas, unidas por hilos invisibles de nailon. Este mosaico, libre de bordes duros, refleja una simplicidad maestra llena de sensualidad y delicadeza, eliminando todo lo superfluo, incluidas las costuras visibles.

 El diseño no solo es una maravilla estética, sino que también encierra un simbolismo profundo. A primera vista, las formas abstractas que adornan el vestido plantean un enigma visual. Sin embargo, cada elemento tiene un significado cultural preciso. Sybilla ha integrado símbolos que representan aspectos de la cultura española: el toro, el sol y la cruz latina.

Los tirantes del vestido evocan los cuernos del toro de lidia, simbolizando la pasión. En el centro del pecho, una cruz representa la importancia de la religión, mientras que un círculo justo debajo simboliza el sol, emblema de energía y vida. Estos elementos se combinan en un diseño coherente y armonioso, ofreciendo una doble lectura: una visual y otra conceptual.

La atención al detalle en sus prendas es asombrosa. Los costadillos franceses, las costuras invisibles y el uso magistral de las entretelas para dar forma sin rigidez son solo algunos ejemplos de su destreza técnica. Cada pieza es un testamento a su habilidad para equilibrar la innovación con la elegancia atemporal.

A pesar de su éxito arrollador, Sybilla decidió retirarse de la industria sorprendiendo a muchos. Este retiro se debió en parte a su desilusión con la comercialización excesiva de la moda y su deseo de vivir una vida más acorde con sus valores personales. Sin embargo, su ausencia solo sirvió para aumentar el halo de misterio y admiración en torno a su figura.

Y con esto concluyo…Sybilla, con su enfoque artístico y su integridad inquebrantable, nos recuerda que la moda es un reflejo de la personalidad y una extensión del alma del diseñador/a. Su legado no solo redefine el arte de la moda, sino que también establece un estándar de autenticidad y creatividad inigualable. En un mundo donde la moda a menudo puede parecer superficial, Sybilla se erige como un faro luminoso de integridad y originalidad, iluminándonos el camino a futuras generaciones de diseñadores y entusiastas de la moda por igual.

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