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SIMON de Diego Vicentini

La cruda realidad se impone ante nuestras expectativas, sueños y ambiciones y dan sentido a la titánica tarea de hacer llevar a cabo cualquier cambio en el status quo. En «Simón» (2023), obra de Diego Vicentini, se ahonda en los sentimientos enterrados que millones de inmigrantes ocultan para escapar del dolor y la culpa al abandonar a las personas y lugares más importantes en sus vidas.

Obra que funciona como un bálsamo para muchos venezolanos, tanto para los que se quedaron, como para los que se fueron y no habían encontrado una ficción en la que verse reflejados. Queriendo compartirla con todas esas personas alrededor del mundo que hoy tienen un amigo, pareja, familiar o enemigo venezolano con la esperanza de que les ayude a conectar y entender el viacrucis de nuestra migración y situación.

 

SOBRE EL DIRECTOR

Fantú tuvo la oportunidad de compartir personalmente con el director de la película en el Ateneo de Madrid, que cedió un espacio para que pudiéramos conversar y reflexionar acerca de las propuestas que trae “Simón”.

Su director, Diego Vicentini, comprende profundamente esta realidad, habiendo emigrado a los 15 años a Estados Unidos, donde se sumergió en estudios filosóficos en la Universidad de Boston y luego se formó en dirección cinematográfica en la New York Film Academy. Vicentini destaca que para él la filosofía forma parte más de mi vida que incluso el cine. ¨El cine es un vehículo para generar debate, confrontar ideas y cuestionar nuestra realidad, y es algo que ya han hecho autores como Dostoyevski y Hermann Hesse, quienes entrelazaron literatura y filosofía¨.

El proceso de la película, tal como reconoce Vicentini, ¨ha sido su verdadera maestría y un gran proceso de aprendizaje, cuando somos estudiantes, hacemos cortos malísimos y lo primero que aprendemos es a enfocarnos en que al menos se entienda la historia y tenga sentido, después del cortometraje “Simón” (2019), pude en la película atreverme a arriesgar más, aunque siento que aún no del todo. Sigo en esa búsqueda emocional y de puesta en escena que expresé más mi estilo, pero sin descuidar lo más importante que es la historia y los personajes, algo que me repetí hasta el día antes de empezar a rodar”.

 

 

REFERENCIAS Y DISTINCIONES

«Simón» es una película diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en el cine venezolano. Vicentini confiesa haber dudado en sumergirse en el cine venezolano antes de rodar la película, optando por preservar sus propias referencias y experiencias para crear algo fuera del radar en nuestro cine. Inspirándose en obras como «The Black Swan» para la puesta en escena, «Moonlight» para la estética visual, y «Nocturnal Animals» para la estructura narrativa, Vicentini también revela referencias artísticas a cuadros del pintor venezolano Cristóbal Rojas como “La miseria” o “Muerte de Girardot en Bárbula”.

El principal atributo diferencial de «Simón» es la frontalidad con la que se posiciona en contra del régimen venezolano. Vicentini destaca la rareza de este abordaje, señalando: «Nadie había podido hacer una película como esta, por miedo». Para él, cada película lleva consigo un trasfondo político, pues «siempre estamos diciendo algo y exponiendo un pensamiento o idea» y recalca que lo mínimo que él podía hacer desde el exterior era al menos atreverse a contar la historia de quienes lucharon en las calles.

REMINISCENCIAS DE LA HISTORIA Y LA FILOSOFÍA

La conexión con Dostoyevski es palpable en la historia de Simón, el sufrimiento al cual es sometido, las torturas que ambos sufrieron por sus regímenes, el eterno debate interno al cual, él mismo se somete para superar el idealismo que no le permite perdonarse y que no le deja recomponerse. A su vez, Diego explica que su protagonista rinde homenaje al prócer venezolano y por eso son tocayos “Bolívar fue una persona que se fue también de Venezuela, estudió en Europa, estuvo en EEUU y regresó a Venezuela para luchar por su libertad, cuestión que Simón se plantea eternamente desde el exilio, pero más allá de eso, ese espíritu de libertador que llevaron todos esos chicos que estuvieron en las protestas, esa pasión y amor desmedida por el país” con la clara diferencia de que Simón si se desengaña de ese idealismo, aunque deja la puerta abierta para lo que pueda pasar en el futuro mientras que Bolívar murió llevando a cabo sus ideales.

CONFLICTO CON EL RÉGIMEN Y VENEZUELA

El gobierno de Venezuela ha permitido que Simón se proyecte en Venezuela y pudiera estar relacionado con una función intimidatoria indirecta de la película, Diego comenta que eso sería un arma de doble filo “Personas allegadas al gobierno se han acercado a nosotros conmovidos por la película para contarnos que si bien es horrible lo que pasaron los estudiantes, es igual o peor lo que sucede desde dentro de los cuerpos policiales, militares o fuerzas de inteligencia. En donde muchos funcionarios se sienten atrapados y sin escapatoria de este sistema”.

La proyección de la película en el Festival de Cine Venezolano, le dio la oportunidad a Diego de volver a Venezuela cruzando la frontera con Colombia, Diego nos comenta que “Después de una década, volver a Venezuela, fue satisfactorio ver y sentir que todo lo que veía desde fuera se confirmaba, porque a veces dudamos de que puede ser como un cuento, pero realmente pude ver como: se iba la electricidad, había escasez de alimentos y gasolina. Tuve además la oportunidad de escuchar a los activistas y también ver como en el interior del país las cosas tampoco se han arreglado”… ¨Antes de la premiación tuve que salir forzosamente del país por ciertas amenazas”

LECTURA Y DISCURSO

La frase «Esto no es una dictadura, esto es un negocio» resuena fuertemente en una escena destacada de la película, revelando una verdad incómoda desde la perspectiva opuesta al protagonista. Diego reconoce que esta era la única forma de herir a Simón, quien estaba dispuesto a enfrentar cualquier horror. Sin embargo, ser confrontado con una verdad que lo sacudiera y resquebrajara su lucha, desataría un debate entre cinismo e idealismo en su cabeza. “La película presenta dos monólogos, el discurso de Simón a sus compañeros y cómo se contrapone con el discurso de Franklin, el coronel. Aunque resulta paradójico, ya que a medida que nos sumergimos en el realismo y el pesimismo, al final, damos un giro completo y comprendemos que quizás lo único que queda es tener un atisbo de esperanza” y es ahí donde reconocemos una lectura filosófica de la película. Diego, por su parte, subraya que deja un final abierto e incómodo, con la intención de que el espectador salga planteándose preguntas y, posiblemente, sugiriendo respuestas a nuestra situación.

LOS PREMIOS GOYA

En los recientes premios Goya, una gala llena de reivindicaciones, Venezuela no tuvo su minuto, Vicentini anhelaba utilizar esa plataforma “Quisiera que ganásemos el Goya a Mejor película Iberoamericana para tener un minuto y hablarle al mundo sobre Venezuela, intentando que no la olviden y así tener más repercusión para que más personas puedan ver la película”. La cual estará disponible a partir del primero de marzo de 2024 en Netflix para toda Latinoamérica y España.

EL PERDÓN DE LA CULPA

Diego busca el perdón, al igual que nuestro protagonista, que solo al reconocer la carga impuesta por sus ideas e intenciones puede aligerarse solo a través del perdón de sí mismo. Es admirable la intención de Diego que intenta ayudar en la sanación de las heridas abiertas del éxodo más importante de occidente “Escribí el guion pensando en una sesión de terapia y qué herramientas se usan para superar el estrés postraumático, obviamente está el proceso de memorias y recuerdos, pero también se recomienda hacer voluntariado o estar rodeado de naturaleza por eso intentamos que Simón siempre se abra más cuando está en estos ambientes como en la barca en la isla” y está también la lectura de que Simón está entre dos aguas EEUU y Venezuela, se encuentra navegando, por definir su destino “Además esa islita me recuerda muchísimo a morrocoy y es como ver en Miami un pedacito del Caribe Venezolano”

“Simón” es una obra que acepta la derrota de la batalla, pero tal vez no de la guerra. Vicentini señala que la preocupación más apremiante es la persistencia de la violencia en Venezuela. Con 150 personas detenidas en el Helicoide, Vicentini destaca la necesidad de sanar y cambiar para construir un futuro más esperanzador. La película, en su esencia, es un llamado a la reflexión y a la acción frente a una realidad que demanda cambio.

Entrevista llevada a cabo por el también director de cine Mikel Garrido para Fantú Magazine a quien le agradecemos su interesante aportación.