PHOTO. J.M.FERRATER
Artista por encima de todo. Polifacético. Intenso y profundo. Fotógrafo, pintor, escultor, film director, poeta… su obra combina la fuerza, el erotismo, la transgresión, la frescura y lo oscuro en una mezcla separada en el tiempo que da como resultado un mundo particular con sello propio. Caos- dice el artista – que invita a investigar, a saber más, a pedir permiso para entrar en su Universo. Mi equipo y yo, cuando formábamos parte de la revista Tiger, tuvimos la oportunidad de conocerlo, de trabajar con él, de beber de su talento, y desde entonces no lo hemos perdido de vista. Siempre en nuestro horizonte José Manuel Ferrater.
Su admiración por la moda como forma de expresión, su relación con el cuerpo humano y la posibilidad de transgredir, innovar y jugar le convirtió ya desde los años 80 en uno de los fotógrafos españoles más reconocidos internacionalmente. La fotografía de moda y posteriormente la dirección de fashion films le permitió expresarse no solo como fotógrafo de moda sino como artista. Y no podemos olvidar que ha sido y es, un gran lector, devorador de libros; prosa y poesía trasladando su particular punto de vista a sus creaciones, para convertirse él mismo después en escritor y poeta.
Nosotros lo conocimos como fotógrafo de moda, cuando ya había publicado en las mejores cabeceras y con las modelos más codiciadas: Claudia Schiffer, Cindy Crawford, Naomi Campbell, Linda Evangelista, Laetitia Casta, Helena Christensen, Amber Valletta, Nieves Álvarez, Bimba Bosé, … y retratado a personajes del mundo de la moda y las artes: Valentino, Azzedine Alaïa, Rossy de Palma, Monica Bellucci, Joaquin Cortés… Sin duda uno de los mejores.
A finales del 2022 el Ministerio de Cultura y Deporte ha adquirido el archivo de fotografía de moda de José Manuel Ferrater para la colección del Museo del Traje ingresando en esta colección cerca de 200.000 fotografías realizadas entre 1971 y 2022 incluyendo el archivo analógico, — negativos y hojas de contactos, con anotaciones que permiten seguir el trabajo del fotógrafo — el digital, que incluye fotografías y fashion films, spots y making off , y un millar de copias en papel de polaroids, books de fotógrafo y otras piezas originales, según nos han contado desde el propio Museo del Traje.
En este momento el Museo se encuentra en proceso de organización y catalogación de los fondos del archivo, en colaboración con el propio fotógrafo, que permitirá una futura exposición temporal de carácter monográfico. “Es sin lugar a duda uno de los mejores autores internacionales de la fotografía de moda”… “Su valor como archivo documental permite al Museo profundizar en la producción de otros creadores y firmas, así́ como investigar la colección desde miradas más transversales como la perspectiva de género, los modelos de belleza, la concepción del cuerpo, el ámbito de la publicidad, la evolución de la técnica y estética fotográfica o diversas visiones antropológicas de la sociedad y cultura de los últimos cincuenta años “, nos cuentan desde el propio museo.
A partir de ahora sus instantáneas formarán parte de la historia para el deleite de todo el que quiera admirarlas aunque el fotógrafo le quita importancia y nos cuenta que no fue algo buscado o planeado que “ simplemente se presentó la oportunidad de conservar un archivo demasiado amplio de tantos años de trabajo: 40 cajas de negativos, contactos, los discos duros que contienen los fashion films, fotos digitales, y copias vintage; y una vez tomada la decisión, edité personalmente para imprimir y exhibir 100 fotografías, mis favoritas y las más conocidas, para un formato de 1mx70cm que se destinarán a la exposición monográfica que se hará el año que viene”. Y aunque el Ferrater no se considera un artista, ni su fotografía arte, lo cierto es que lo es, y a partir de ahora formará parte del grupo de los pocos privilegiados escogidos en un mundo tan complicado y competitivo como lo es la fotografía, y más aún, en el momento actual.
Hoy José Manuel Ferrater nos recibe en su casa en Barcelona. Un lugar acogedor lleno de arte, libros y talento. Un lugar compartido con Ángela, su mujer y compañera desde hace más de 30 años. Es emocionante volver a verlo. La intensidad de su mirada sigue siendo la misma y esos ojos que tanto han visto y decidido capturar para la historia de la fotografía y la moda, siguen teniendo esa chispa de curiosidad y transgresión que siempre le ha caracterizado.
Y con esa forma apasionada que Jose Manuel tiene de hablar y de compartir, nos cuenta sus principios en la prestigiosa escuela Eina de Barcelona, una de las primeras escuelas de diseño en España, fundada en 1967, de la que no salió indemne a las innovadoras corrientes artísticas y de pensamiento de lo que sabemos era la escuela en aquel momento.”Nunca me consideré un buen estudiante, era caótico y nada ortodoxo, por lo que, realmente, considero que mi formación se inició en la escuela EINA; y es ahí donde empiezo a descubrir el mundo. En EINA éramos 20 alumnos, y venía a darnos clase profesores de la talla de Umberto Eco, Antoni Tapies, y los grandes artistas de Barcelona de la época. Me cambió la vida” porque fue allí donde descubrió por primera vez la fotografía. “Yo era muy curioso, como un salvaje que busca leer la naturaleza y los signos. Toda la curiosidad que yo sentía encontró un camino en el uso de la cámara. Fue inmediato. Una fórmula mágica.” Y todo eso ocurre en una España vacía de diseño, de moda y de innovación, un país que, en aquel momento, no caminaba en paralelo a otros países europeos como Francia o Italia, donde todo era casi imposible; y sin embargo, Ferrater, no solo asumió la fotografía como medio de expresión, sino que fue el medio artístico que le dio alas a su curiosidad, hasta que descubrió la fotografía de moda, casi impensable para la época “Había un por qué. – nos cuenta—Yo era un fashion victim , me encantaba la moda, o al menos lo que podía obtenerse de ella en aquel momento en España, y aunque en un principio empecé a trabajar en otros proyectos fotográficos yo intuía que había algo más, sabía que había algo más. Era intuitivo” Y esa intuición lo convirtió en un buscador, un vanguardista capaz de crear un escenario de la nada, convertir en modelo a quien no lo era, para experimentar con localizaciones, maquillajes y convertir en moda lo que aún no tenia su concepto definido en la Barcelona del momento “De hecho así fue mi primera sesión, toda una experiencia, todo un experimento”
En aquella época su colaboración con la revista Fotogramas, única revista internacional en España, le dio la oportunidad de trabajar con personajes del mundo del cine de la talla de Elizabeth Taylor, Orson Welles, o Robert Altman. “Me encantaba. No era trabajar. Lo disfrutaba. Me lo pasaba muy bien. Pero lo que realmente quería estaba aún por llegar” Así que cuando la mayoría de la gente viajaba a Perpinyà para ver el cine que no se podía ver en España, Jose Manuel lo hacia para comprar revistas de moda, inaccesibles de otro modo, y buscar ese algo más que intuía. Tenia curiosidad por lo que pasaba en el mundo en la vanguardia del momento, en Europa, buscando inspiración allí donde podía obtenerla, por difícil que fuese. Puro amor por la moda. Buscarla donde no existía. “en aquel momento lo único que había era publicidad, pero no me interesaba, y aunque luego, con el paso de los años llegué a hacer muchas campañas publicitarias, realmente creo que hay una gran diferencia entre la publicidad y la moda. La moda crea sueños y la publicidad es un sueño falso, una mentira, que con el paso del tiempo solo se ha ido sofisticando; pero hay una gran diferencia entre ambas.”
Tras esos comienzos, y ya en los 80, la moda empezó a cobrar mucho protagonismo en Milán donde empezaron a aumentar su relevancia marcas como Versace o Armani, y otras con conceptos innovadores como Benetton, por lo que se inició un movimiento de las tendencias y la movida de la moda hacia Italia, y Milán cobra un protagonismo que hasta ese momento solo Paris tenía. “en aquel momento, se pone en contacto conmigo la directora de la revista Donna, Gisella Borioli y me pide que vaya a Milan a hablar con ella”. Borioli y su marido Flavio Lucchini —el que fue fundador de L´Uomo Vogue y director de arte de Vogue Italia, conocido además por ser un gran coleccionista de arte barroco y renacentista — decidieron viajar en solitario fundando dos revistas que llegaron a ser muy influyentes en el mundo de la moda del momento: Donna y Mondo Uomo , vanguardistas y contemporáneas, que hablaban de nuevas formas, nuevos mundos, una moda con un lenguaje diferente. Sus portadas eran impactantes, provocativas, realzando el nuevo made in Italy, con colaboradores de primera plana, tanto fotógrafos, como modelos, periodistas o intelectuales… Jose Manuel Ferrater no podía no estar ahí. Y fue así, como a través de un amigo común, llegaron unas instantáneas del fotógrafo a manos de la directora de Donna, quien al verlas, quiso saber mas de la persona que las había realizado, y tras concertar un encuentro, surgió el primer gran encargo, iniciándose desde entonces una intensa relación profesional, tanto con Donna como con la revista de moda masculina Mondo Uomo. “Fue muy curioso, porque las fotografías que habían llegado a las manos de Gisella eran todas fotografías de modelos femeninas, pero por casualidad se había colado entre ellas una foto masculina que, tras revelarla, a mí no me había parecido muy potente y que yo había pegado en la pared y clavado un puñal, haciendo posteriormente una foto de aquel montaje improvisado. Esa es la foto que se coló, y esa foto me sirvió para un encargo grande de otras tres editoriales para hombre y el inicio de una bonita y larga colaboración “nos explica Ferrater.
A partir de ahí empieza realmente su carrera como fotógrafo de moda trabajando para las cabeceras mas importantes, haciendo editoriales de moda por todo el mundo “Era empalmar shootings. Una locura. Barcelona, Los Ángeles, Santo Domingo, Milán, París… de modo continuado. Tenía dos personas de producción alternando sin parar y una secretaria que me lo organizaba todo a la que llamaban Charlie porque trabajaba al teléfono sin que la viéramos nunca, dándonos instrucciones continuamente en la distancia. Era una época muy ilusionante, lo que hacíamos lo era” explica entre risas como si lo estuviese reviviendo, contando anécdotas e interesantes vivencias y sensaciones.
Lo cierto es que José Manuel Ferrater es una mezcla de transgresor e intelectual, alguien que despierta el interés de quien lo escucha, porque su voz, quizás lo menos conocido por la mayoría de la gente, tiene una intensidad penetrante; te traslada a las historias como si las vivieses en directo, anécdotas de toda su vida en la moda, vividas a través de sus palabras, algo así como cuando oyes cantar a Leonard Cohen, porque además, mientras comparte esas experiencias, vuelve a ser ese joven gamberro y provocador, riendo y reviviendo: “hay muchas anécdotas. Recuerdo, por ejemplo, que improvisar con Naomi Campbell fue realmente divertido, cuando la provoque para filmarla mientras me pegaba con un chal que estaba en el suelo. Fue como un juego que disfrutamos los dos. Me gustaba improvisar. Ella acabó bailando espontáneamente y yo captando aquello con mi cámara. – dice entre risas—Y no solo son estas anécdotas. Además de que trabajar era muy divertido y estimulante, lo más importante es que la fotografía me dio unos años maravillosos de experiencias, oportunidades y descubrimientos. Siempre descubrir la luz, su lenguaje, para captarlo y escribirlo a mi manera. Buscar, buscar y buscar. Yo soy un buscador nato” Y con cada una de sus palabras, revivimos con él sus momentos de descubrimiento, de triunfos, sus experiencias mas allá de los encargos profesionales, su vida como un fotografo que ama su trabajo.
José Manuel busca en una especie de montón de impresiones y saca una pequeña joya. Una fotografía impresa en platino, una de sus preferidas, que no está colgada en una pared — en casa del fotógrafo no hay fotografías colgadas, solo pintura y escultura, y montones de libros de arte— La fotografía está empaquetada y casi cuesta encontrarla, pero cuando nos la muestra, comprendes por qué es una de sus preferidas, y es que tiene una especial fuerza “Una chica desconocida. Le hice fotos a ella y a su amiga. Montana y Tiara. Un día libre y fotos con ellas. El resultado fue fantástico. Salvajes y preciosas.” Y vemos un trabajo lleno de frescura, de espontaneidad, como un viaje organizado que tiene preparado un destino seductor que invita a romper las reglas al llegar y a improvisar.
Y la fotografía nos lleva al cine, algo con lo que Ferrater, a pesar de sus fashion films, es quizás lo único con lo que aún no ha experimentado “en el cine está todo programado, no hay lugar a la improvisación. En la fotografía eso si es posible. Me gustaban los cambios en las sesiones porque tanto mi actitud como la de las modelos cambiaba a lo largo del día. Se empezaba casi antes de salir el sol cuando aún era de noche, y a medida que pasaban las horas las actitudes de todos cambiaban con la luz, de más amables a más sexys, más atemorizadas, raras, introvertidas, extrovertidas, enfadadas… me maravillaba. Usaba muchas cámaras distintas, iba con la energía. Me gustaba vivirlo de forma emocional. Pura emoción. Ellas iban conmigo y yo con ellas. La luz marcaba el camino, el paso de las horas. Eso no es posible en el cine. En la fotografía hay más intimidad, mas cercanía, aunque también debo decir que llegó un momento en que su lenguaje no me dio todas las respuestas a las preguntas que le hacia, y yo soy muy curioso. Ese es el por qué de las otras artes en mi vida, la pintura y la escritura” Nos explica, “ahora escribo, lo hago desde hace tiempo, disfruto más de la intimidad porque la escritura es eso, intimidad. Escribo en el silencio de la noche. Mis noches me inspiran, son el momento creativo por excelencia”. Y es que, Después de años dedicándose en exclusiva a la fotografía José Manuel Ferrater inicia un camino en otras artes que empieza con la pintura, que posteriormente combinaba con la poesía, y que le llevó a La Causa, su libro de poemas y que también dio título a una de sus exposiciones pictóricas “Morir por la causa, — dice ahora serio— la causa es mi vida, darlo todo por la causa. La causa es Dios para mí. La fortaleza mental, la fuerza de voluntad cuando eres un vago o, la valentía cuando eres un cobarde.”
Y ese camino como escritor le conduce a su novela, su proyecto en curso, un texto en parte autobiográfico, en parte ficción, compuesto por capítulos cortos. Pequeñas historias dentro de una gran historia “la de un niño y la del viejo que regresa a las experiencias de ese niño, a resolver un misterio. Dos viajes a Africa. El del niño y el del viejo. Varias voces. Y muchas reflexiones. En realidad, una historia de amor “nos cuenta. Y viajamos con él a través de esa historia escuchando esa intensa voz que narra un relato de vida, en el corazón de Africa y de las experiencias vividas por una persona en diferentes momentos de su vida, en un mismo lugar, que es un principio y un regreso, donde, además, cobra protagonismo un objeto, que no es otro que su libro de poemas La Causa. Una novela cuya publicación está prevista para el próximo año.
Una aventura tras otra de este artista polifacético que nunca deja de sorprender y a quien la ilusión no abandona, porque cuando habla de todo aquello que ha venido creando a lo largo de los años y de su camino actual, lo hace con esa chispa que contagia la ilusión de ese joven curioso que sigue siendo y a quien, según él, le cuesta envejecer. Y volvemos una y otra vez a su experiencia, a la potencia de esos rostros de importantes personajes del mundo de la moda, el arte o la música, así que no podemos resistirnos a preguntar a qué personaje actual le gustaría ahora fotografiar “A Rosalía sin duda. Me capturó desde el principio con esa maravillosa voz. Me interesa mucho su carrera. Me gusta su inteligencia. Tiene algo fantástico, camaleónico. Me gusta ella. Tiene poderío, y canta flamenco como nadie es capaz de hacerlo. Ha creado un idioma en la musica, un lenguaje musical diferente, un código que es brutal, con nuevas formas de expresión, con un algo que no sabes qué es. El otro día escuchaba Sakura y pensé que ella está por encima del bien y del mal. Además, con ella me ocurre algo que poca gente consigue: me sorprende, y a mí me gusta que me sorprendan. Me encanta sorprenderme a mí mismo. Por eso en mis shootings muchas veces improvisaba dejándome sorprender por lo que me encontraba. Buscaba donde estaba la máxima belleza aquel día. Un subidón. “
Gran fotógrafo, pintor, escultor, escritor, gran lector, intelectual, amante del blanco y negro, admirador de Cézanne, Picasso o Bacon, coleccionista de arte africano y asiático, amante de la libertad, del movimiento, transgresor, divertido, autor contemporáneo siempre, curioso. Buscador incansable José Manuel Ferrater.
Words: Jo García Garrido y Alexandra Iglesias
Imágenes: Todas las fotografías que ahora pertenecen a la Colección del Museo del Traje de Madrid han sido cedidas por J.M. Ferrater y el departamento de prensa de dicho museo.
Retrato de J.M. Ferrater: Jo García Garrido