KARL LAGERFELD
Pocas veces ocurre que un diseñador, aunque sea a título póstumo, recibe un homenaje de las características de las que hemos observado en Metropolitan Museum of Art de Nueva York y su gala anual, con ocasión de la nueva exposición“Karl Lagerfeld: A line of beauty” en honor a la obra del fallecido diseñador. Pero es que el personaje lo merece como icono dentro de los grandes creadores de moda. Aunque hay mucho más. Fue un personaje especial. “No tengo ningún deseo de ser normal” decía de sí mismo. Y no lo era.
Y me pregunto si le hubiese gustado la “pasarela” que tuvo lugar en el Met Gala. Y creo que no. La hubiese considerado en algunos momentos vulgar y hasta pornográfica, en el sentido que él sabía darle a esa palabra. Pero su energía se impuso sobre la mezcla que se dio de elegancia y ordinariez desbocada. Todo en su honor.
Karl Lagerfeld fue el protagonista y quienes lo interpretaron no importan ahora.
Todo lo que pueda decir aquí de Karl ya se ha dicho con anterioridad, en todos los medios, y de diferentes maneras, además de lo que él fue diciendo de sí mismo a lo largo de su vida en el mundo de la moda; pero justo en este momento, y a pesar de ello, no quiero dejar de hacer un pequeño homenaje a quien fue mucho más que un diseñador de moda durante prácticamente toda su vida.
Diseñador, dibujante, fotógrafo, gran lector, contemporáneo siempre, voyeur, admirador de la delgadez, la soledad, la música, la elegancia, el atrevimiento, las mujeres, lo femenino y el saber vivir. Eso sí, a su manera.
Diseñó su propio personaje, que interpretaba día y noche tanto frente al público como frente a su propio espejo. Libre y al mismo tiempo sometido estrictamente a sus propias reglas, su disciplina, su hermetismo respecto a si mismo y su vida privada, “No soporto a la gente que lo cuenta todo “. Oculto tras sus gafas negras que nunca dejaron percibir a la gente de la que se rodeaba, al público, su estado de ánimo, lo que le permitía llevar a cabo una de las cosas que más le gustaban: mirar, aprender, percibir, captar, absorber. “Me gusta observar sin que se vea que lo hago “
Un personaje dotado de un refinado preciosismo intelectual, de un ingenioso sentido de la ironía, una imaginación desbordante y una manera especial de ver la vida, de vivirla, interpretarla y crearla para sí. Y aunque se describía a si mismo como “un hombre en blanco y negro” lo cierto es que tenía una especial relación con el lujo y el buen vivir.
Gran lector. Le encantaba aprender hasta convertirlo en obsesión, y su curiosidad no hacía más que aumentar con el paso del tiempo: “cómo es posible aburrirse con todo lo que queda por ver conocer hacer o leer “ ; y los libros que compraba eran solo para saber más, para aumentar su conocimiento manifestando en muchas ocasiones que leer era el lujo más grande en su vida, la cosa que más feliz le hacía: “ Los libros son mi sangre y mi universo. El olor de un libro es la mejor fragancia del mundo y no me cuesta nada tener unos 20 libros empezados. Sufro de bibliofilia”
“tengo tres trabajos: la moda la fotografía y los libros. Todos me inspiran”
Trabajador incansable, instintivo siempre, ocupado, que decía que cuanto más trabajo hacía, mayor número de ideas le venían a la mente. Optimista y amante profundo de su oficio, de la moda, de lo efímero de su profesión, de lo cambiante, de lo nuevo: “tan pronto termino de diseñar una colección empiezo a pensar en la siguiente “. Y gran buscador: “Nunca estoy contento. Mi estado natural es la insatisfacción permanente “, de ahí su sentimiento hacia la moda, algo que consideraba cambiante y para usar.
Y le gustaba la soledad, y no justificarse ante nadie, y así lo manifestó en multitud de ocasiones: “el lujo es la libertad de espíritu de independencia. La soledad es el mayor lujo y saboreo el lujo de estar en el centro de ese universo intacto que es el mío. Me gusta que me envuelva la música, rodeado por mis libros y papeles y, así, trazar mis diseños y meditar sobre mi trabajo. Vaciar la mente y escribir cartas. Nunca me siento solo”
A Karl le gustaba mirar adelante, no al pasado, del que solo le interesaban los libros, para proyectar en el presente. Ferviente convencido de que el mundo es cambio, que andar al paso de los tiempos es divertido y que en la vida es esencial reinventarse: “en el instante en que empiezas a creer que las cosas antaño fueron mejores tu presente se convierte en artículos de segunda mano y tú mismo en Vintage”
Y ahora que ya no está con nosotros, al recordarlo, siento que también el resto de nosotros miramos adelante, porque Karl no es pasado, nunca lo fue, ni lo será y así lo sentía: “en cierto sentido no tengo edad. No pertenezco a ninguna generación “
“cambiar es la manera más saludable de sobrevivir”
“Cuando algo se acaba, no hay que darle más vueltas. Al fin y al cabo, un día habrá que marcharse. Admiro a los animales salvajes porque se esconden para morir” y así nos dejó, como el felino salvaje y elegante que era.
Murió en Paris, a los 85 años en 2019.
Pero aun así nos ha sobrevivido, se ha quedado entre nosotros para siempre, en la cabeza del cambio, de la contemporaneidad y de lo intemporal. Siempre
Words: Jo García Garrido
Images: Charles Ameline, Chanel and Metropolitan Museum of Art